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REPARACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

En el Priorato comenzaremos la celebración de los cinco primeros sábados en este mes de abril. 
La intención es ofrecer facilidades para la confesión y comunión reparadora.



LA REPARACIÓN


 Jesucristo y María Santísima en muchas de sus apariciones han pedido y fomentado esta práctica como agradable a su corazón.
Vamos a ver aquí, cómo esta reparación no es una opción sino una obligación, no es cuestión de sentimientos sino de dogma.
En el orden natural, hablando en general es contrarrestar una pérdida por una ganancia. En el aspecto material es restituir su perfección a un objeto deteriorado. En el aspecto moral es devolver a una persona los bienes o el honor arrebatados.
En el orden sobrenatural es devolver la gloria a Dios conculcada por el pecado: Dios llama al hombre a la vida sobrenatural, le hace hijo suyo. El hombre se rebela contra este plan, desprecia la ley. Se hace enemigo de Dios porque al despreciar la ley desprecia la excelencia y dignidad de Dios.
Cristo es el primer Reparador: A ofensa infinita, reparación infinita. Toda la vida de Cristo está orientada a reparar el pecado: nace pobre y muere pobre en la cruz. Cristo conquistó para nosotros la gracia santificante. Somos de nuevo hijos de Dios.
El dogma del Cuerpo Místico de Cristo: Cristo como cabeza del cuerpo reparó, pero falta sumar la reparación del resto de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Él acumula los méritos pero nosotros debemos hacerlos llegar por nuestra oración, celo y sacrificio. Y María Santísima es quien los reparte a las almas.
Debemos repara porque es un deber de justicia. Porque cada vez que pecamos rompemos el equilibrio establecido por Cristo, hemos tenido la osadía de ofender de nuevo a Dios después de haberse entregado por nosotros. Cristo nos aplica la gracia en el sacramento pero nosotros, una vez perdonados debemos pagar o resarcir en esta vida o en la otra, ese daño que hemos hecho.
Es exigencia de amor. Amor con amor se paga. Cristo nos amó hasta el fin, se entregó por nosotros. ¿Cómo corresponderemos?
Seremos más amigos de Dios, más santos, cuanto más intensos, actuales y universales sean nuestros actos de amor.
Para que nuestros actos de amor sean intensos, hemos de aumentar el grado de calor que ponemos en todo cuanto hacemos.
Si además contemplamos las perfecciones del Amado, se intensifica el amor y se hace cada día más actual, se renueva.
Extendiendo este amor a todas nuestras actividades, este amor se hace más universal.

“El árbol húmedo invadido por el fuego: primero humo, luego crepita; después llama; finalmente brasa” San Juan de la Cruz

“Lo he dicho todo; lo único que vale es el amor” Sta. Teresita.


Fr. Antonio Royo Marín, O.P.

LAS CRUZADAS


Las Cruzadas fueron unas expediciones religioso militares que bajo la bendición del Papa, emprendieron los príncipes y pueblos cristianos para rescatar los Santos Lugares, donde padeció el Señor, el poder de los infieles
Primera Cruzada. Convocada por el Papa Urbano II, fue predicada por Pedro el Ermitaño. Su caudillo fue Godofredo de Buillón, que tras la conquista de Edesa y Antioquía, tomó Jerusalén, fundándose el Reino de Jerusalén, que duró 88 años.
Segunda Cruzada. La predicó San Bernardo y fueron sus jefes Luis VII de Francia y Conrado II de Alemania. La rivalidad entre estos dos príncipes fue la causa de que se perdiera todo el ejército cristiano sin conseguir cosa alguna.
Tercera Cruzada. Saladino, sultán de Egipto, se apodera de Jerusalén y contra él se organiza la tercera Cruzada, a cuyo frente marchan: por Inglaterra, Ricardo Corazón de León; por Francia Felipe II Augusto y por Alemania, Federico Barbarroja. Su resultado fue la toma de la isla de Chipre y de San Juan de Acre.
Resultado de las Cruzadas. Aunque no se consiguió la conquista de Tierra Santa, fin principal de las Cruzadas, se obtuvieron algunos resultados satisfactorios, como el prestigio de la Cristiandad, el desgaste de los ejércitos musulmanes, la intensificación del comercio y de la industria y un mayor esplendor de las Artes y las Ciencias.
Órdenes Militares. Fueron asociaciones religioso-militares que se fundaron para, además de defender con las armas los Santos Lugares, cristianizar lo conquistado y prestar auxilio a los peregrinos. Las más importantes fueron: los Hospitalarios, los Templarios y los Teutónicos.
Órdenes Militares Españolas. Fueron las de Calatrava, Alcántara, Santiago y Montesa. Su espíritu y fines fueron los mismos que los de las órdenes militares europeas.
Cruzada contra los Albigenses. Los albigenses fueron unos herejes que desde la ciudad de Albi, se propagaron por el sur de Francia. Afirmaban la existencia de dos dioses y la moralidad del suicidio; negaban la divinidad de Jesucristo, el Purgatorio, la transubstanciación y rechazaban el matrimonio.
Viendo el Papa Inocencio III que no podía atraerles ni por la misericordia ni por las penas canónicas, decretó una cruzada contra los albigenses, que duró 20 años y evitó la propagación de la herejía.
Inocencio III Subió al Solio Pontificio a la edad de 37 años y fue el más grande Pontífice de la Edad Media. Elevó el prestigio del Papado, reformó la Curia romana y las costumbres, fue celoso defensor de la fe contra las herejías de los albigenses y valdenses y convocó el IV Concilio de Letrán.
El IV Concilio de Letrán condenó las herejías albigense y valdense, ordenó la confesión y comunión anual y promulgó la V Cruzada a Tierra Santa.

La Inquisición Medieval. Fue un tribunal que examinaba la doctrina de los herejes; si de retractaban y arrepentían eran perdonados; en caso contrario, eran entregados al poder civil que imponía la pena corporal, según las leyes.

EL ISLAMISMO O MAHOMETISMO


La religión de Mahoma es una mezcla de judaísmo, cristianismo y paganismo. Admite la existencia de un solo Dios (Alá), los ángeles y demonios, el Infierno y el Cielo.
Manda la circuncisión, la oración 5 veces al día, varias abluciones diarias, un mes de ayuno llamado Ramadán, la limosna como purificación, la guerra santa y peregrinar a la Meca una vez en la vida.
Prohíbe la carne de cerdo, el vino, los licores y el homicidio.

El Corán, compuesto de 114 capítulos o Suras, es el libro sagrado de los mahometanos, pues contiene toda esta doctrina y es además su Código Civil y Penal, cuyo único intérprete es el Califa.

Las conquistas del Islam. Muerto Mahoma, sus fanáticos seguidores impulsados por los Califas, iniciaron la Guerra Santa, conquistando Palestina, Siria Egipto, Persia y Norte de África.
Los árabes en España. Aprovechándose de la luchas interiores de los visigodos, Tarik y Muza entraron en España por Gibraltar, y después de derrotar al último rey godo Don Rodrigo, en Guadalete, se extendieron por toda la península, llegando hasta el Sur de Francia donde fueron derrotados por Carlos Martel en la batalla de Poitiers.

Situación de los cristianos españoles en esta época. Formaban tres grupos principales:
1º Mozárabes, los que vivían pacíficamente con los árabes, pagaban los tributos y podían profesar libremente su religión.
2º Renegados, que apostataron de la fe para librarse de los tributos y obtener beneficios temporales.
3º Cristianos, los que no fueron conquistados o se pasaron a la parte de los que mantenían su independencia y proseguían la Reconquista.

Persecuciones y mártires. Aunque al principio fueron los musulmanes tolerantes con la Religión cristiana, los emires decretaron varias persecuciones en las que sufrieron martirio innumerables cristianos. Entre ellos el obispo Eulogio, el sacerdote Fandila, la vírgenes Columbia y Pomposa y el niño Pelayo.

La Reconquista comenzó en Covadonga, al mando de Don Pelayo. Duró ocho siglos, rescatando lentamente la patria invadida hasta la total expulsión de los musulmanes, tras la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492.


EN RECUERDO DE MADRE MARÍA ELVIRA DE LA SANTA CRUZ



"El espíritu de sacrificio fue una nota muy destacada en la Madre Elvira. Este espíritu fue una nota constante durante toda su vida".
"Amó a Dios con toda su alma y a nuestra Madre, la Virgen, a la que siempre tenía presente. Por eso se superaba en todo hasta el límite de sus fuerzas, aguantaba hasta no poder más, sin tener en cuenta sus cansancios y sufrimientos. Su propia persona quedaba a un lado para volcarse en los demás".
"Todo lo hizo por amor".
"Podríamos detenernos en muchos aspectos de su vida, pero creo que el que los resume todos es su espíritu de servicio.
Su vida fue una entrega total a Dios, y a Él lo veía siempre en el prójimo; entregándose al servicio de los demás, era consciente de estar sirviendo a Dios. No vivió para sí, sino para los demás. Gastó toda su vida en beneficio del prójimo y hasta sus últimos sufrimientos los ofreció por otros".
"Su única posesión, que era su persona, no se la reservó para sí, sino que la entregó en una oblación completa en manos de María".
"Fue una mujer luchadora que peleó contra sí misma con un solo fin: llevar a término lo que Dios le iba pidiendo cada día".
"Amó la vida y supo disfrutar de ella porque amaba a Dios y gozaba con las cosas de Dios".
"Fue una mujer que vivió con los pies en la tierra y el corazón en el cielo".

Ocho años después de su muerte, estos siguen siendo los testimonios de las personas que vivimos a su lado.

En su recuerdo iremos desgranando, en el blog CASA DE ORACIÓN SANTA MARÍA REINA, aquellos pensamientos que nos dejan asomar un poco a su vida interior, cómo vivía su unión con la Santísima Virgen y con Nuestro Señor Jesucristo. 

SANTA BERNARDETTE

Santa Marie Bernard -Bernardette- Soubirous nació el 7 de enero, de 1844, en el pueblo de Lourdes, Francia. Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital.
Desde pequeña, Bernardita tuvo una salud bien delicada a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. Luego, a causa también del clima terriblemente frío en invierno, la santa adquirió desde los diez años la enfermedad del asma.
Tiempo después de las apariciones, Bernardita fue admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. En julio de 1866 comenzó su noviciado y el 22 de septiembre de 1878 pronunció sus votos, falleció unos meses después, el día 16 de Abril de 1879.
Asimismo, la vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.
En su comunidad, la santa se dedicó a ser enfermera y sacristana, y más tarde, por nueve años estuvo sufriendo una dolorosa enfermedad. Al llegarle los agudos ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Stma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".
El 16 de abril de 1879, estando muy mal de salud y teniendo a penas 35 años, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio dijo emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta...
A los funerales de Santa Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. 30 años más tarde, su cadáver fue exhumado, y hallado en perfecto estado de conservación, unos años después, poco antes de su beatificación, efectuada el 12 de Junio de 1925, se realizó un segundo reconocimiento del cuerpo, el cual seguía intacto.

Santa Bernadette fue canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Su cuerpo incorrupto todavía puede verse en el Convento de Nevers, dentro de un féretro de cristal. La festividad de la Santa se celebra el 16 de Abril.