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Santa María Virgen Reina



 La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (Pío XII, Ad coeli Reginam).

La Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina es toda de María Santísima. Es Ella el alma de la Fraternidad, la que nos mantiene unidos a todos sus miembros bajo su manto.
El mes de Agosto se lo dedicamos a Ella por completo. A Ella le ofrecemos los frutos de los apostolados realizados desde el último año y a Ella encomendamos los proyectos del nuevo curso. Por Ella damos gracias a Dios por todos los beneficios que en Ella recibimos.

Y lo hacemos con el mismo espíritu que movió a San Maximiliano Kolbe a afirmar que "La inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios.  Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad.  Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús.  Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro."

San Alfonso María de Ligorio, por su parte, va más allá y adelanta ya con ecos de victoria lo que ocurre cuando nos abandonamos en manos de María Santísima para que Ella modele nuestros corazones: “María ha colaborado con el Espíritu Santo a la obra de los siglos, es decir, la Encarnación del Verbo. En consecuencia, Ella realizará también los mayores portentos de los últimos tiempos: la formación y educación de los grandes santos, que vivirán hacia el fin del mundo, están reservadas a Ella, porque sólo esta Virgen singular y milagrosa puede realizar en unión del Espíritu Santo, las cosas singulares y extraordinarias.”

Y Más adelante dice: “María es la Reina del cielo y de la tierra, por gracia, como Cristo es su Rey por naturaleza y por conquista. Ahora bien, así como el reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón o interior del hombre, según estas palabras: "El reino de Dios está en medio de ustedes", del mismo modo, el reino de la Virgen María está principalmente en el interior del hombre, es decir, en su alma. Ella es glorificada sobre todo en las almas juntamente con su Hijo más que en todas las criaturas visibles, de modo que podemos llamarla con los Santos: Reina de los corazones.”