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Oración de acción de gracias

El segundo modo de orar es la reconocida gratitud que debemos elevar a Dios por los divinos e innumerables beneficios que cada día acumula sobre nosotros y sobre todos los hombres.

Oramos así cuando en la sagrada liturgia alabamos al Señor por la multitud incontable de santos que Él ha suscitado en su Iglesia y celebramos la victoria y triunfo que ellos consiguieron en la tierra, con la ayuda divina, contra todos sus enemigos.


Un ejemplo admirable de esta clase de oración lo tenemos en la plegaria del Ave María.

En ella alabamos y agradecemos a Dios por haber colmado a la Santísima Virgen con toda la plenitud de sus divinos dones y nos complacemos con la misma Madre de Dios por su sublime dignidad: Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres. Movida precisamente por esta predilección de Dios con la Santísima Virgen, completó la Iglesia la dulce plegaria, implorando la intercesión maternal de Santa María sobre nosotros, pobres pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

 
Y así nosotros, pobres desterrados e hijos de Eva, peregrinos en este terreno valle de lágrimas, hemos de invocar constantemente a la que es Madre de misericordia y Abogada del pueblo cristiano. Porque si Ella ruega por nosotros, si Ella se mueve en nuestro socorro, nada le será negado por aquel Dios ante quien tiene méritos tan excelsos; por aquel Dios ante quien siempre intercede maternalmente por nosotros, sus hijos pecadores.

Que sea Dios - entendiendo por Dios a las tres divinas Personas - a quien hemos de dirigir nuestras plegarias, invocando su santo nombre, es verdad ínscrita en nuestras almas por la misma razón natural. Tenemos además un explícito mandamiento divino:

Invócame en el día de la angustia
(Ps 49,15).



Es cierto que también recurrimos con la oración a los santos.


Es ésta una verdad -a ella nos hemos referido más ampliamente en otro lugar- sobre la cual la santa Iglesia y las almas cristianas no tienen duda alguna. Pero hay una diferencia esencial entre estas dos formas de oración: no invocamos evidentemente de la misma manera a Dios y a los santos. Y conviene aclarar bien esta profunda diferencia, para evitar todo posible error.

Invocamos a Dios para que Él mismo nos conceda los bienes que necesitamos o nos libre de los males que sufrimos. Los santos, en cambio, son invocados como amigos de Dios e intercesores gratos a Él, para que nos obtengan de Dios los auxilios y beneficios que de Él esperamos.

Las mismas formas que utilizamos para orar, expresan claramente esta diferencia. A Dios le decimos: Ten misericordia de nosotros o Escúchanos; a los santos en cambio: Rogad por nosotros.

En toda fórmula de oración debe subentenderse siempre este precepto, para no atribuir a las criaturas lo que es exclusivo de Dios. Así, cuando pedimos directamente a los santos que tengan misericordia de nosotros -fórmula que podemos decir rectamente, porque en verdad son misericordiosos con nosotros-, intentamos decirles que, apiadados de la miseria de nuestra condición, nos ayuden con la intercesión y valor que gozan ante Dios. Y si recitamos el Padrenuestro ante la imagen de un santo cualquiera, entendemos que pedimos al siervo de Dios ruegue por nosotros y con nosotros, presentando con nosotros y para nosotros las peticiones formuladas en la oración dominical; que se constituya en nuestro intérprete y abogado en la presencia del Señor, como claramente lo enseñó San Juan en su Apocalipsis.

del Catecismo Romano

PROFESIÓN TEMPORAL



El pasado 31 de Mayo, la Hna. Mª Montserrat cumplió sus dos años de Noviciado y en esa fecha, Fiesta de Santa María Reina según el Rito Romano Extraordinario, hizo la Profesión de votos temporales en una ceremonia privada.
La acompañaron sus padres y algunos miembros de la Fraternidad.
El P. Manuel, Fundador y Superior de la Fraternidad, ofició la Santa Misa que precedía a la Profesión de votos. Después de la ceremonia se invitó a los asistentes a una pequeña merienda.

Publicamos aquí un extracto de las hermosas palabras que le dirigió el P. Manuel, durante la ceremonia de Profesión:

 Querida Hermana:
Por vez primera vas a profesar los votos religiosos, los consejos evangélicos. Has escuchado la llamada del Señor que poniendo sobre ti sus bellísimos y luminosos ojos te ha amado con amor de elección: “Como azucena entre espinas es mi amada entre las muchachas” –dice el Esposo en el Cantar de los cantares-; palabras que te dice hoy a ti el Esposo Divino.

Y tú le respondes: “Son mejores que el vino tus amores, exquisito olor de perfumes, tu nombre es aroma que se expande… Llévame contigo, ¡corramos! Condúceme, rey mío a tus estancias, para alegrarnos y gozar contigo, y celebrar tus amores más que el vino” (Cantar 1).

Vas a unirte con vínculos de amor eterno con Cristo Sacerdote. Vas a asociarte al Rey por amor crucificado, con los tres clavos místicos de la obediencia, la pobreza y la castidad. Esto te transformará en Esposa y Madre. Esposa del Rey que gobierna cielo y tierra. Madre de los miembros del Cuerpo místico de Cristo. Madre, especialmente de los sacerdotes, los niños, los enfermos y los pobres, pues ellos son los miembros más eminentes y el tesoro de la  Santa Iglesia.

 Y aún te unirás, tan sólo por amor, a Cristo Sacerdote obediente, Sacerdote virgen y Sacerdote pobre por medio de un cuarto clavo espiritual: aspirar a la perfección en el amor.
No temas en darte a Él. No temas en entregarte del todo. Nada habrá de pedirte que antes Él mismo no te haya dado.

Recuerda que la consagración religiosa es una consagración a Cristo en María y por medio de María. Ella es y será siempre tu Madre, tu Maestra, tu fidelísima y amable confidente. No te sueltes de su mano; no te apartes de su regazo maternal. Que su Corazón Inmaculado sea siempre tu refugio y el camino que te conduzca hasta Dios.

Estoy seguro que eres plenamente consciente de que en este día tu nombre será inscrito por manos de ángeles en el catálogo glorioso de las Esposas del Cordero. Que ellas sean para ti  permanente fuente de inspiración e intercesoras que te atraigan las gracias necesarias para que el Señor lleve a plenitud la obra que en este día ha comenzado en ti.

Querida Hermana, no apartes jamás tu mirada de las sagradas llagas del Esposo, especialmente de la llaga siempre abierta en su costado herido. ¡Las llagas del Esposo, testimonio elocuente de su amor infinito!

En este día tan especial para ti y para todos nosotros, pedimos para ti, hija queridísima, aquello que nuestra amada y recordada Hermana María Elvira pedía confiadamente a la Santísima Virgen para sí:
“María, Madre de misericordia, ayúdame a permanecer firme junto a la cruz que es la escuela del amor, y desde ahí aprender a amar a Cristo mi Esposo, el Señor”. 
Amén.

En Barro,
Priorato de San José
a 31 de mayo de 2011
P. Manuel María de Jesús


SAN ESTEBAN DE RIBAS DE SIL

Foto de grupo.
Las Misioneras queremos agradecer el ejemplar comportamiento de todos, vuestro saber estar. Con vosotros: ¡al fin del mundo!


El párroco de Fátima en Orense
nos dispensó una magnífica acogida en la Santa Misa. Nos recordó en la Homilía nuestra dignidad de hijos de Dios y la urgencia del Apostolado:
“Id al mundo entero”…
 Nos explicó después muy amablemente los pormenores del Santuario.
  

Nuestro guía en tierras orensanas.
Nos acompañó generosamente toda la jornada.
GRACIAS, CELSO.



 "Cada día estoy más enamorado de las montañas
y quisiera pasar días enteros en los montes
para contemplar, en medio de aquel aire puro,
la grandeza del Creador".

Beato Pier Giorgio






En San Pedro de las Rocas,
vimos el fruto del trabajo de unos hombres
que supieron servirse de la obra de la Creación para alabar a Dios.


En la austeridad de una construcción cavada en roca,
vimos el testimonio de fe de aquellos hombres
que cientos de años después de su muerte
nos siguen enseñando que el sentido de la vida
del hombre es conocer, amar y servir a Dios.

 

No es necesario nada más para vivir y ser felices.

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


“El alma fiel, al venerar el Corazón de Jesús -nos dice el Pastor Angélico-, adora juntamente con la Iglesia el símbolo y como la huella de la Caridad divina, la cual llegó también a amar con el corazón del Verbo Encarnado al género humano, contaminado por tantos crímenes”.

Cuanto más meditamos y contemplamos el Corazón de Jesús, más precioso, adorable y misterioso nos resulta.
Dios toma un corazón de carne que fue formado del cuerpo Inmaculado de María. El corazón más noble y puro que existió jamás, le sirvió a Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, para amar a su Madre, a José, a sus familiares, amigos y conocidos, amó con ese mismo Corazón a la humanidad toda: buenos y malos de todos los tiempos y lugares.

El Amor, que es el motor que empujó al Padre a la obra Creadora, al Hijo a la obra Redentora y al Espíritu a la obra Santificadora del género humano, ese Amor palpita en el Corazón de Jesús y es visible encerrado en el misterio de la Eucaristía. Ese Corazón se esconde en la Sagrada forma de la misma manera que la Divinidad se ocultó en la humanidad de Jesús. De la misma manera que mirando a Jesús sus contemporáneos, miraban a Dios; ahora nosotros, mirando la Eucaristía, miramos al Divino Corazón.

Este Corazón roto por la lanza es la manifestación sublime del amor de Dios. Que habiendo amado al género humano pecador -y todos somos pecadores- y habiéndose dado por completo con un amor misericordioso del que Es a los que no somos, recibe la terrible paga del intento por parte del hombre de querer quitarle el Ser: darle muerte, atravesar su Corazón, destrozar la Vida.

Pero el amor de Dios es más terrible que el odio del hombre: con este mismo Corazón atravesado, continúa amando al género humano. Persevera palpitando por amor a los hombres, creados a imagen y semejanza suya aunque deformados por el pecado.
La meditación, contemplación y entendimiento de estas realidades es para volverse locos.

Contemplar el Corazón de Jesús es contemplar el Amor infinito de Dios, digno de todo honor, gloria y alabanza. Dar culto al Corazón de Jesús debe ser, además de una obligación para cada uno de nosotros, también una necesidad que brote de nuestros corazones agradecidos, arrepentidos, anonadados y enamorados de Jesús con un amor fresco, puro y espontáneo.

Nadie está excusado de manifestar públicamente este amor al Corazón de Jesús ni de tributarle culto público. No podemos callar las grandezas de Dios porque si nosotros calláramos, gritarían las piedras.
A la grandeza de este Amor hemos de responder con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas del propio ser.

El Papa Pío XII nos dice lo bueno y saludable que es para el hombre dar culto a este Corazón Divino:“Purifica las almas, las llena de consuelos sobrenaturales y las mueve a alcanzar las virtudes todas. Razón tenemos para considerar este culto, el inapreciable don que el Verbo Encarnado ha concedido a la Iglesia, su mística Esposa, en el curso de los últimos siglos”.

Terminamos uniéndonos a los deseos del Venerable Pío XII, al concluir su encíclica Haurietis aquas: “Expresamos la esperanza de que, con la divina gracia, aumente cada vez más la devoción de los fieles al Sagrado Corazón de Jesús, y así se extienda más por todo el mundo su imperio y reino suavísimo: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz.”


ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS


Dios mío, estoy tan persuadido
de que veláis sobre todos los que en Vos esperan
y de que nada puede faltar
a quien de Vos aguarda toda las cosas,
que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno,
descargando sobre Vos todas mis inquietudes.

Mas yo dormiré en paz y descansaré;
porque Tú ¡Oh Señor!
Y sólo Tú, has asegurado mi esperanza.

Los hombres pueden despojarme
de los bienes y de la reputación;
las enfermedades pueden quitarme
las fuerzas y los medios de serviros;
yo mismo puedo perder vuestra gracia por el pecado;
pero no perderé mi esperanza;
la conservaré hasta el último instante de mi vida
y serán inútiles todos los esfuerzos
de los demonios del infierno para arrancármela.

Dormiré y descansaré en paz.

Que otros esperen su felicidad
de su riqueza o de sus talentos;
que se apoyen sobre la inocencia de su vida,
o sobre el rigor de su penitencia,
o sobre el número de sus buenas obras,
o sobre el fervor de sus oraciones.

En cuanto a mí, Señor,
toda mi confianza es mi confianza misma.
Porque Tú, Señor, solo Tú, has asegurado mi esperanza.

A nadie engañó esta confianza.
Ninguno de los que han esperado en el Señor
ha quedado frustrado en su confianza.

Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz,
porque firmemente espero serlo
y porque de Vos ¡oh Dios mío!
Es de Quien lo espero.

En Ti esperé, Señor,
y jamás seré confundido.

(San Claudio de la Colombiere)

 

 

CULTO FUNDAMENTAL DEL CRISTIANISMO: EL CORAZÓN DE JESÚS


BENEDICTO XVI

 

El misterio del amor de Dios por nosotros no constituye sólo el contenido del culto y de la devoción al Corazón de Jesús: es, al mismo tiempo, el contenido de toda verdadera espiritualidad y devoción cristiana.
Por tanto, es importante subrayar que el fundamento de esta devoción es tan antiguo como el mismo cristianismo.
De hecho sólo se puede ser cristiano dirigiendo la mirada a la Cruz de nuestro Redentor, «a quien traspasaron»   

(15 de Mayo de 2006)

JULIO 2011

El Viernes 1 de Julio
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
 A las 10.00 de la mañana Santa Misa Solemne.
Desde las 3.00 de la tarde estará expuesto el Santísimo.
Habrá turnos de adoración.
A las 3.00 se rezará Nona y el Rosario de la Misericordia.
A las 6.00 Vísperas Solemnes.
A las 7.30 se hará la Reserva
A continuación procesión hacia la imagen del Corazón de Jesús para hacer la Consagración.

 El Sábado 2 de Julio
Fiesta del Corazón Inmaculado de María.
 Santa Misa Solemne a las 10.00 de la mañana.
Santo Rosario a las 7.00 de la tarde.
A continuación Procesión del Corazón de María.
 
 

LA MISIÓN IMPOSIBLE



Autora: Hna. Mª Montserrat de San José