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FELIZ NAVIDAD


Feliz Navidad a los hombres de buena voluntad, Feliz Navidad a las almas generosas que aman a Dios sobre todas las cosas. 

Sí, Feliz Navidad a las almas de mirada limpia que gozan con las cosas buenas que nuestro Padre Dios regala todos los días. 
FELIZ NAVIDAD.

Alegraos los que esperáis la llegada de Dios, porque vendrá una noche y llenará de luz vuestras tinieblas; alegraos los que buscáis a Dios, porque lo encontraréis, recostado entre pajas y mirándoos, esperando vuestra visita en las cosas pequeñas de cada día; alegraos los que llamáis a Dios Padre, porque se abrirá la puerta de su Corazón y os invitará a entrar y a sentaros con Él a la mesa; alegraos los que habéis pedido la gracia de la conversión de vuestro corazón a Dios, porque se enternecerá vuestra mirada ante un Niño tan pequeño y tan grande.

Alabad a Dios, pues no hay mayor empresa ni de mayor importancia que esta. Alabemos a nuestro Dios Creador, que nos regaló la existencia; alabemos a nuestro Padre,  que nos regaló a Jesús; alabemos a nuestro Redentor, que nos abrió la puerta de la Vida; alabemos a nuestro Santificador que nos hace dignos de Dios.

Glorifiquemos a Dios, porque es lo único que tiene sentido en la vida y que le da sentido a la vida. 
Alabar, glorificar, amar, servir a Dios: eso es lo importante de verdad, lo demás son adornos y hasta estorbos para vivir una verdadera Navidad; los estómagos llenos, las mesas desbordadas, los regalos en abundancia sólo son estorbos muy molestos que apartan la mente y el corazón de Dios. Las televisiones hasta las tantas de la madrugada, las discotecas, el ruido de la calle, son luces de ficción que apartan la mirada de la realidad: estamos de fiesta porque nace Dios, porque se hace hombre, hermano nuestro, hijo de una joven virgen, la más hermosa...

 Dios llora en el pesebre no porque las pajas piquen su piel fina de recién nacido sino porque a lo largo de la historia muchos hombres y mujeres, jóvenes, niños y mayores, vivirán la navidad con su corazón entregado al mundo, al ruido de los altavoces que no dejan oír su tierna voz, al destello de las luces de neón que no dejan ver la hermosa noche estrellada de navidad.
Dios llora porque en el pesebre de muchos corazones hay pajas que le pinchan, porque los corazones no están preparados para tenerlo dentro, llora mi Dios porque viene a sanar corazones, y hay corazones que no quieren ser sanados.
 Prepararemos un corazón tierno para nuestro Dios

¡Abramos nuestro corazón para que entre Dios!