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EL TEMPLO DE DIOS

Es admirable constatar la educación de algunas personas cuando, solas o en pequeños grupos, visitan museos u otros lugares públicos; o cuando en grupos mayores acuden a conferencias, el silencio, la atención, la compostura…, el “saber estar” de los asistentes, contribuye a crear el marco más adecuado para la expresión artística y, además, la mejor forma de captar la belleza y el mensaje de la obra. Y eso que ni las obras de arte ni sus autores son inmortales, como algunos pretenden considerar.

Contrasta, sin embargo, con la conducta que se observa en muchos templos católicos. Cuántos de los supuestos fieles entran de cualquier manera, sin ser capaces de reconocer la presencia de “El que vive por los siglos”. En muchos de ellos no se aprecia el obligado saludo litúrgico: La Señal de la Cruz y la Genuflexión; parece como si al entrar no les guiasen la Fe y la Piedad, sino la curiosidad o el deseo de encontrar un asiento.

No entraremos a valorar en toda su extensión, el hecho de que al Santísimo se le haya desterrado del centro del Altar Mayor para colocarlo en alguna Capilla lateral, como si la Presencia del Santísimo ya no fuera tan importante como la Asamblea y su Presidente; o como si la mina de arte que se concentraba en el Altar Mayor, hubiera dejado de servir para realzar la Augusta Presencia de Dios, prostituyéndose para satisfacer al Turismo y a oscuros intereses culturales. Cuántas veces al visitar los templos, hemos tenido que preguntar como María Magdalena ¿Dónde le habéis puesto?

Y cuanto mayor y más famoso es el Templo, con mayor virulencia es atacado por este mal espíritu. Así hemos visto Iglesias acondicionadas para exposiciones, espectáculos, sustituidos los bancos por sillas plegables, o sillones de plástico… Hemos visto incluso algún escenario en las naves de una conocida Basílica. Y nos alarma la falta de sentido común, de quienes siguen la no precisamente piadosa idea de retirar los reclinatorios de los bancos; de esta forma los fieles no se arrodilla en ningún momento del Santo Sacrificio de la Misa… Mucho nos tememos que la Fe en la presencia de Real de Cristo, se haya degradado en los pastores que tales cosas han permitido en los Templos.

De libro “RESPETEMOS EL TEMPLO SANTO DE DIOS”

No caigamos nosotros en eso mismo, respetemos el Templo, utilicemos agua bendita, arrodillémonos, guardemos silencio y ambiente de oración cuando entremos en la Casa de Dios. Porque es la Casa de Dios.