BENEDICTO XVI
“La efusión de la Sangre de Cristo es la fuente de la vida de la Iglesia ”.
“Las manos de Nuestro Señor, extendidas en la Cruz , nos invitan a contemplar nuestra participación en su sacerdocio eterno y por lo tanto nuestra responsabilidad, como miembros de su cuerpo, para que la fuerza reconciliadora de su sacrificio llegue al mundo en que vivimos”.
“Os pido que os unáis cada vez más plenamente al Señor, participando en su sacrificio en la cruz y ofreciéndole un "culto espiritual" (Rm 12,1) que abrace todos los aspectos de nuestra vida y que se manifieste en nuestros esfuerzos por contribuir a la venida de su Reino.”