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Los Amigos de Jesús



 Los A.J. visitamos la ermita de Nuestra Señora da Peneda en Arcade.


Está enclavada en un sitio magnífico, con una preciosa vista de la ria de Vigo.


 Su fiesta se celebra el lunes de Pascua.


Allí saludamos a la Virgen y disfrutamos unos momentos del paisaje.


Junto a este lugar recordaron, en la formación que semanalmente reciben, que su señal distintiva de Amigo de Jesús es la caridad
hacia los POBRES a quienes procura socorrer,
los ENFERMOS que visita y consuela,
los TRISTES a los que procura alegrar
y hasta los mismos ENEMIGOS que procura perdonar y por quienes ora.




Los A.J. se reúnen cada sábado por la tarde para jugar, aprender, hacer actividades y rezar juntos.


 En un mundo en crisis moral profunda es lo mejor que un niño puede hacer por Jesús y María, por la Iglesia y por su propio bien: oración, formación y apostolado, todo ello a la medida de su edad.





Agosto 2011



Santa Misa por el Rito Romano Extraordinario:
·      Todos los días a la 1 de la tarde.
·      Los Domingos y festivos a las 12.00 de la mañana. (Domingo 21 a las 7.30 de la tarde)

FIESTA DE SANTA MARIA REINA 2011

·      Sábado 20 a las 7.00 de la tarde, Santo Rosario y a continuación Santa Misa
·      Domingo 21 a las 7.00 de la tarde, Santo Rosario y a continuación Santa Misa
·      Lunes 22 a las 7.00 de la tarde, Santa Misa cantada, a continuación pequeño refrigerio
y a las 9.30 Vigilia Mariana

Todos los actos tendrán lugar en la capilla de las Misioneras de la Fraternidad (Pazo de la Torre)


Si hay personas que deseen recibir esta hoja en color (formato PDF) por correo electónico, pueden pedirlo a: reginamundislu@hotmail.com

Santa María Virgen Reina



 La Beatísima María debe ser llamada Reina, no sólo por ra­zón de su Maternidad divina, sino también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo, nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino tam­bién nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino tam­bién, como nueva Eva, porque fue asociada al nuevo Adán" (Pío XII, Ad coeli Reginam).

La Fraternidad de Cristo Sacerdote y Santa María Reina es toda de María Santísima. Es Ella el alma de la Fraternidad, la que nos mantiene unidos a todos sus miembros bajo su manto.
El mes de Agosto se lo dedicamos a Ella por completo. A Ella le ofrecemos los frutos de los apostolados realizados desde el último año y a Ella encomendamos los proyectos del nuevo curso. Por Ella damos gracias a Dios por todos los beneficios que en Ella recibimos.

Y lo hacemos con el mismo espíritu que movió a San Maximiliano Kolbe a afirmar que "La inmaculada debe conquistar el mundo entero y cada individuo, así podrá llevar todo de nuevo a Dios.  Es por esto que es tan importante reconocerla por quien Ella es y someternos por completo a Ella y a su reinado, el cual es todo bondad.  Tenemos que ganar el universo y cada individuo ahora y en el futuro, hasta el fin de los tiempos, para la Inmaculada y a través de Ella para el Sagrado Corazón de Jesús.  Por eso nuestro ideal debe ser: influenciar todo nuestro alrededor para ganar almas para la Inmaculada, para que Ella reine en todos los corazones que viven y los que vivirán en el futuro."

San Alfonso María de Ligorio, por su parte, va más allá y adelanta ya con ecos de victoria lo que ocurre cuando nos abandonamos en manos de María Santísima para que Ella modele nuestros corazones: “María ha colaborado con el Espíritu Santo a la obra de los siglos, es decir, la Encarnación del Verbo. En consecuencia, Ella realizará también los mayores portentos de los últimos tiempos: la formación y educación de los grandes santos, que vivirán hacia el fin del mundo, están reservadas a Ella, porque sólo esta Virgen singular y milagrosa puede realizar en unión del Espíritu Santo, las cosas singulares y extraordinarias.”

Y Más adelante dice: “María es la Reina del cielo y de la tierra, por gracia, como Cristo es su Rey por naturaleza y por conquista. Ahora bien, así como el reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón o interior del hombre, según estas palabras: "El reino de Dios está en medio de ustedes", del mismo modo, el reino de la Virgen María está principalmente en el interior del hombre, es decir, en su alma. Ella es glorificada sobre todo en las almas juntamente con su Hijo más que en todas las criaturas visibles, de modo que podemos llamarla con los Santos: Reina de los corazones.” 


a la Virgen




Virgen Santísima Inmaculada y Madre mía María, a Vos, que sois la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la abogada, la esperanza, el refugio de los pecadores, acudo en este día yo, que soy el más miserable de todos.

Os venero, ¡oh gran Reina!, y os doy las gracias por todos los favores que hasta ahora me habéis hecho, especialmente por haberme librado del infierno, que tantas veces he merecido.

Os amo, Señora amabilísima, y por el amor que os tengo prometo serviros siempre y hacer cuanto pueda para que también seáis amada de los demás.

Pongo en vuestras manos toda mi esperanza, toda mi salvación; admitidme por siervo vuestro, y acogedme bajo vuestro manto, Vos, ¡oh Madre de misericordia!

Y ya que sois tan poderosa ante Dios, libradme de todas las tentaciones o bien alcanzadme fuerzas para vencerlas hasta la muerte. Os pido un verdadero amor a Jesucristo.

Espero de vos tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tenéis a Dios os ruego que siempre me ayudéis, pero más en el último instante de mi vida.

No me dejéis hasta que me veáis salvo en el cielo para bendeciros y cantar vuestras misericordias por toda la eternidad. Así lo espero. Amén.

De San Alfonso María de Ligorio

María Reina


Catequesis de S.S. Juan Pablo II  23 de julio de 1997

«Soy yo quien debería haber ido a ti, puesto que eres bendita por encima de todas las mujeres tú, la madre de mi Señor, tú mi Señora». En este texto se pasa espontáneamente de la expresión «la madre de mi Señor» al apelativo «mi Señora», anticipando lo que declarará más tarde san Juan Damasceno, que atribuye a María el título de «Soberana»: «Cuando se convirtió en madre del Creador, llegó a ser verdaderamente la soberana de todas las criaturas»
Mi venerado predecesor Pío XII en la encíclica Ad coeli Reginam, a la que se refiere el texto de la constitución Lumen gentium, indica como fundamento de la realeza de María, además de su maternidad, su cooperación en la obra de la redención.
En el lenguaje bíblico, «sentarse a la diestra de Dios» significa compartir su poder soberano. Sentándose «a la diestra del Padre», él instaura su reino, el reino de Dios. Elevada al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo. Observando la analogía entre la Ascensión de Cristo y la Asunción de María, podemos concluir que, subordinada a Cristo, María es la reina que posee y ejerce sobre el universo una soberanía que le fue otorgada por su Hijo mismo.
El título de Reina no sustituye, ciertamente, el de Madre: su realeza es un corolario de su peculiar misión materna, y expresa simplemente el poder que le fue conferido para cumplir dicha misión. Citando la bula Ineffabilis Deus, de Pío IX, el Sumo Pontífice Pío XII pone de relieve esta dimensión materna de la realeza de la Virgen: Establecida por el Señor como Reina del cielo y de la tierra, elevada por encima de todos los coros de los ángeles y de toda la jerarquía celestial de los santos, sentada a la diestra de su Hijo único, nuestro Señor Jesucristo, obtiene con gran certeza lo que pide con sus súplicas maternal; lo que busca, lo encuentra, y no le puede faltar»
Así pues, los cristianos miran con confianza a María Reina, y esto no sólo no disminuye, sino que, por el contrario, exalta su abandono filial en aquella que es madre en el orden de la gracia. Más aún, la solicitud de María Reina por los hombres puede ser plenamente eficaz precisamente en virtud del estado glorioso posterior a la Asunción.
El estado glorioso de María suscita una cercanía continua y solícita. Ella conoce todo lo que sucede en nuestra existencia, y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida. Elevada a la gloria celestial, María se dedica totalmente a la obra de la salvación para comunicar a todo hombre la felicidad que le fue concedida. Es una Reina que da todo lo que posee compartiendo, sobre todo, la vida y el amor de Cristo.

María Reina

 BENEDICTO XVI



El título de Reina se le da a María Santísima desde los primeros siglos como indicación de su preeminencia y poder que los recibe de aquel que es Todopoderoso, su hijo, Jesucristo.
El reino de María Santísima no es un reino aparte del de su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús reina, su madre María reina también, lejos de quitarle el reinado a su Hijo, lo propicia. Son dos corazones eternamente unidos en el amor divino.
El reinado de María Santísima se caracteriza por la preeminencia, el poder Real, la inagotable eficacia de intercesión con su Hijo y el Padre y su Reinado de Amor y Servicio.
El Venerable Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor en Roma.

la misión imposible III