En “La lectura popular”
de Orihuela del 15-II-1986, su director, D. Adolfo Claravana, publicaba la
siguiente noticia:
Una niña de tres
años y tres meses extravióse a la mitad de la tarde del sábado 18 de enero, y,
buscada por todas partes, no apareció.
Llegada la noche, sus padres, afligidísimos, acudieron a las autoridades; alarmóse todo el mundo, y el vecindario en masa, movido por el resorte del más vivo interés, púsose en movimiento para encontrar a la criatura. En vano fue todo; la noche pasó en la más viva ansiedad, pues, a pesar de haber recorrido el monte y huertas vecinas palmo a palmo, nada se logró.
A la mañana siguiente, apenas apuntó el día, volvióse a la faena; se publicaron edictos en los pueblos vecinos; aumentó a centenares el número de personas que buscaban a la niña, y, sin embargo, tampoco se logró hallarla.
Iba ya transcurrido un día entero; hacía más de veinticuatro horas que la niña no se había alimentado; la noche había sido una de las más frías del año; la niña, descubierta la cabeza y vestida ligeramente, era imposible que hubiese podido resistir; estaría muerta. Además, el monte cercano está sembrado de hondanadas y precipicios horribles que, a obscuras, es muy difícil salvar.
Mas he aquí que a las tres de la tarde unos tíos de la niña, rebuscando por aquellos peligrosos sitios, ven a la inocente criatura tendida al amparo de un extraño saliente de la montaña, y junto a un precipicio de muchos metros de profundidad, cortada casi verticalmente.
- "Aquí está!”, exclaman; pero, ¡ay!, indudablemente está muerta .. Entonces se acercan a ella y ¡oh sorpresa! La niña se levanta, serena y tranquila abre sus bracitos y se dirige a sus tíos como si tal cosa.
-"Hija mía,
gritan estrechándola contra su corazón, ¿qué te ha pasado? ¿Cómo has podido
sufrir esta horrible noche de frío?"
- "Si no he
tenío fío". Dice la niña en su infantil lenguaje.
- "¿Cómo es
posible?"
- "Si ha estao
toda la noche conmigo una mujé y me tapaba con el delantal".
- " ¿Una
mujer?"
- "Sí, una mujé".
-"Pero esa
mujer ¿no te hacía nada? ¿No oías tú, cuando cruzábamos por aquí con luces y
hacíamos ruido y te llamábamos a gritos?"
-"Sí que lo
oía; pero la mujé me decía: "No te muevas, hija mía, que ya vendrán por ti
".
El estupor de los
que escuchaban estas palabras llegó a su colmo: aquello, ¡era un milagro!
Trasladada la niña
al pueblo, celebróse al día siguiente en la Iglesia Parroquial
una solemne Misa de acción de gracias por el hallazgo de la niña.
Y ahora viene lo
admirable... Al entrar la niña al templo ve una imagen de la Virgen del Carmen, y
exclama dando un grito como si volviese a encontrar a una persona querida:
- "Made, ésa es
la mujé que me tapaba con el delantal".
Calcúlese la sorpresa que producirían estas palabras.
Cerca de la imagen
de la Virgen
había una de San Juan Evangelista.
-"¿Es
ésa?", le preguntaban para ver si la niña había dicho aquello por
capricho.
-"No,
aquélla", contesta insistiendo en señalar a la Virgen del Carmen.
El entusiasmo de la
muchedumbre, que literalmente llenaba la Iglesia , trocóse en lágrimas de fervor; todo el
mundo lloraba.
Sacaron a la niña,
terminada la función, y la llevaron de casa en casa. Una de ellas fue la del
vicario del pueblo. La niña entra en el despacho del sacerdote; en él hay un
cuadro de la Virgen
del Carmen.
- "Ésa es la
mujé que me tapaba con el delantal", repite la niña. Sigue visitando
muchas casas, y entra en otra donde había otra imagen igual.
- “Ésa e la mujé que
me tapaba con el delantal”, repite por tercera vez.
Ya no cabe duda,
dice el pueblo entero a una voz; esta niña ha sido objeto de un verdadero
milagro. Milagro del Escapulario que vestía la Virgen y la niña llamaba
delantal.
Del libro “Prodigios
del Escapulario del Carmen”, autor Rafael Mª López Melús