BENEDICTO XVI
El
Corazón de María ha sido “tierra buena” que ha acogido con plena disponibilidad
la Palabra de
Dios, de manera que toda su existencia, transformada según la imagen del Hijo,
ha sido introducida en la eternidad, alma y cuerpo, anticipando la vocación
eterna
de
todo ser humano.
Que la contemplación del misterio de Cristo y la meditación asidua
de la Palabra
de Dios acreciente en nosotros el deseo de servirle para que, a ejemplo de la Virgen María ,
fundemos nuestra vida sobre la roca firme de la fe y aceptemos con prontitud
la voluntad amorosa de Dios.