El amor verdadero se llama Caridad y consiste en el amor
desinteresado a Dios y al prójimo, así define magistralmente San
Pablo cómo debe ser el verdadero amor: “El amor es paciente, es servicial; el amor
no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio
interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta.”
Así es como nos ama nuestra Madre María Santísima: Es todo
paciencia con nosotros, todo atenciones, no nos echa en cara tanto bien como
hace por nosotros, ni se irrita, ni busca su beneficio, sino el nuestro. Así es
el Corazón Inmaculado de María, todo Caridad y Misericordia: disculpa, cree,
espera, soporta.
¿Quién no sentirá ternura y compasión hacia este Corazón que
tanto se entrega a sus hijos y no recibe de ellos más que ingratitudes?, no
seamos nosotros de esos que pasan de largo, muy ocupados en no hacer nada. No
hay cosa más urgente que hacer cada día sino alegrar el corazón de una madre.
Llevar flores a María en el mes de mayo no es cosa del pasado,
es cosa de hoy, de ahora. Presentar a la Virgen Santísima la propia vida y
entregarse del todo a Ella es cosa de hoy. Amar desinteresadamente a la Reina
del Cielo es para hacer cada día y a cada segundo. Cantar a María Santísima
desde el altar del propio corazón es detalle de verdaderos hijos.
¡La Iglesia entera se pone en pie en este precioso mes del año,
cuando la primavera estalla en colores, y le ofrece a su Madre las flores más
hermosas, los cantos más alegres, en un acto puro de amor!
Cuánto ha de gozar el Corazón de una madre con el cariño de sus
hijos. Cuánto se alegrará el Corazón de la Virgen Madre viendo a pequeños y
mayores tributarle homenajes desde lo más hondo de sus corazones.
Nadie puede quedar al margen de esta magnífica orquesta que le
canta su Amor a María: el altar colocado en el lugar mejor y más visible de la
casa, las flores siempre frescas a sus pies, las jaculatorias que serán besos
desde el alma, las oraciones y los cantos en familia, en torno a la Madre.
Seamos verdaderamente caritativos con nuestra Madre, hemos de
hacer la práctica del mes de mayo con piedad, amor y verdadera devoción a María
Santísima.