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PEREGRINACIÓN A TIERRA SANTA


CON LOS HERMANOS DE LA FRATERNIDAD 
DEL 2 AL 9 DE SEPTIEMBRE DE 2012
 Los Padres Carlos y José Manuel 
fueron los guías espirituales de la peregrinación

NAZARET
 La primera Sta. Misa fue en la Iglesia de San José, Iglesia levantada sobre la cueva donde vivió el Niño Jesús, la Virgen y San José; y la carpintería de San José.

 Altar en la casa de la Santísima Virgen María donde fue el anuncio del Ángel: Aquí el Verbo de de Dios se hizo carne

 RÍO JORDÁN


De la meditación del Padre Carlos:
En el Jordán, Juan bautizó a Jesús. Renovemos nuestras promesas bautismales. Demos gracias por ser hijos de Dios y por pertenecer a la Iglesia. Pidamos al Espíritu Santo que renueve nuestro corazón, que nos purifique, que nos convierta.


CAFARNAÚM 
Fotografía de grupo  junto a la imagen de San Pedro, en Cafarnaúm.


 CANÁ

En Caná todos los matrimonios renovaron sus promesas.
De la exhortación del P. José Manuel: 
Vosotros, con vuestro amor, sois sacramento –signo sensible y visible- del amor de Dios por la humanidad, del amor de Cristo por su Iglesia. 
Con vuestra fidelidad y entrega construís la sociedad fundada en la familia. 
Sin matrimonio, la familia desaparece y la sociedad se hunde. 
Vuestro testimonio de vida afirma que lo que Dios quiere para el hombre, es posible.


 MONTE TABOR


De la homilía del P. Carlos en el Monte Tabor:
Igual que Juan, Santiago y Pedro contemplaron
a Jesús, nosotros estamos llamados a
contemplar a Jesús en el Sto. sacrificio de la
Misa. Dios es el protagonista de la acción
sagrada de la Sta. Misa.
Hablémosle con sencillez, con humildad.




 AIN KAREN
Iglesia en Ain Karen donde nació S. Juan Bautista, el precursor del Señor. 
La estrella señala el lugar.

BELÉN
La entrada a la Basílica es por una puerta muy pequeña:
“Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos”

La estrella señala el lugar en el que nació el Salvador

 Santa Misa en la cueva donde el ángel se apareció a los pastores anunciando el Nacimiento del Salvador.


En la Misa de la Natividad del Señor
rezamos el gloria. El gloria son las
palabras con las que el Ángel anuncia al
salvador. Pidámosle a la Santísima
Virgen que nos enseñe a ser pequeños.
A conformarnos con poco, que no
busquemos las grandezas de este
mundo.




JERUSALÉN
 Sobre esta piedra, en torno a la que se levanta la
Basílica de Getsemaní, oró y lloró el Señor hasta sudar
sangre la noche en que fue entregado.
“Sobre esta piedra, Jesús pensó en todos los pecados
que ibas a cometer pero aceptó morir por ti,
por tu falta de fe.
Gracias, Jesús, por entregarte por mí. Perdona mi
debilidad y mi egoísmo. Cambia, Jesús, mi corazón
para corresponder a tu amor infinito.”


De la homilía del P. Carlos
en la Misa de la Pasión del Señor:
¡Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad! Estas palabras las pronuncia el Verbo en el momento de la encarnación. En el Monte de los Olivos, Nuestro Señor Jesucristo acepta la voluntad del Padre: la entrega voluntaria de su vida. “Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Nuestra naturaleza egoísta se resiste a cumplir la voluntad de Dios. Sólo nos agrada la voluntad de Dios cuando coincide con la nuestra, cuando nos enaltece o nos produce algún beneficio… Jesús era Dios y sin embargo nos da un ejemplo de obediencia absoluta a su Padre. “Aprendió sufriendo a obedecer”. ¡Y no tenía que morir!¡El no era culpable! El pecado era nuestro, tuyo y mío. La ofensa la habíamos cometido nosotros…


Misa de la Resurrección
De la homilía del P. José Manuel: 
Aquí, en esta tierra nació nuestra fe. Nuestra peregrinación es una experiencia que ha de servirnos para reavivarla y nutrirla. Lo que leemos en el evangelio no son historietas, es la historia de salvación que Dios ha hecho con los hombres.
Cuando lleguemos a nuestras casas, leeremos el evangelio y eso que leemos -sabemos porque lo hemos visto y tocado-, aconteció en estos lugares.
Si Cristo no hubiese resucitado vana sería nuestra fe. La Resurrección es el acontecimiento más importante de la historia porque con ella Cristo vence a la muerte y al pecado.
La resurrección de Jesús es la confirmación de que es verdadero Hijo de Dios. Con su resurrección, nuestra carne, nuestra humanidad, entra en la eternidad de Dios. El camino del cielo está abierto. Cristo, con su humanidad resucitada ya esta en la gloria. Nosotros vamos detrás de Él pues estamos incorporados a él por el bautismo. ¡Hay esperanza! ¡Podemos ser felices!
Hemos de manifestar esta esperanza y esta alegría en nuestra vida cotidiana.



Misa del Domingo XV después de Pentecostés 
De la homilía del P. Carlos:
Esta peregrinación por la tierra de Jesús y María ha de ser el viaje de nuestra vida por haber sido un momento de verdadero encuentro con ellos. A partir de ahora, nuestra relación con ellos no puede ser igual. Ha de ser más personal, más íntima. No un mero “trato comercial de intereses”, sino una relación de amistad. En el Evangelio de hoy, Jesús resucita al hijo de la viuda de Naín. Viendo el llanto de la viuda, se acerca a ella y, sin que se lo pidan, obra el milagro. Dios está pendiente en todo momento de nosotros. Es providente. Nos ama. Conoce nuestras necesidades y nuestros sufrimientos. Aceptémoslo con fe y confiemos en él. Cuando quiera y como quiera realizará el milagro. Cambiará nuestro luto y llanto en júbilo y alegría. Pidamos por las madres que lloran por los hijos muertos a la vida sobrenatural. Pidamos por tanto jóvenes que no conocen a Jesús y no tienen vida.


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