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MIÉRCOLES DE CENIZA 2013


BENEDICTO XVI
  
El verdadero discípulo no se sirve a sí mismo o al “público”, sino a su Señor, en la sencillez y en la generosidad: "Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.

La recompensa del justo es Dios mismo, el estar unido a Él, aquí abajo, en el camino de la fe, y al final de la vida, en la paz y en la luz del encuentro cara a cara con Él para siempre.