FRANCISCO
La
Virgen nos ayuda a crecer humanamente y en la fe,
a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser cristianos de una manera
superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo
alto.
Y
como una buena madre está cerca de
nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la
vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra
el camino de su Hijo. Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan:
"¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu
madre". En este discípulo todos estamos representados.
La
Madre de Dios nos educa a ser, como
Ella, capaces de tomar decisiones
definitivas, en este momento en que impera, por así decir, la filosofía de
lo provisional