Amorosísimo padre de nuestro Señor Jesucristo,
en vuestras manos queremos poner hoy esta Fraternidad.
Os suplicamos que la acojáis y abracéis
con el mismo amor con que abrazasteis al Niño Jesús;
que la protejáis y defendáis del maligno enemigo
y nos guardéis a cada uno de nosotros,
para que en medio de este mundo
podamos llevar a cabo la gran tarea
que la Virgen Santísima ha puesto en nuestras manos.
¡San José, nuestro Padre y Guardián, rogad por nosotros!
Madre María Elvira de la Santa Cruz