Páginas

Reflexión




¡Ay de mí! ¿Qué hice? Ofender a un Dios que me ha creado, que me ha redimido con su Sangre preciosa y diariamente me está colmando de beneficios...

¡Cuánta ingratitud! ...
Obrar contra la razón y la propia conciencia; pecar con tanto conocimiento...

¡Cuánta malicia!...
Por un vil gusto o interés, perder la paz del corazón y hacerme reo del infierno...

¡Cuánta locura!...
Y ¿no habrá remedio para mí?... Sí; Dios es misericordioso con los que se arrepienten.

Y ¿no le pediré perdón?...
¿No propondré la enmienda?... ¿No trataré de huir de las ocasiones o peligros próximos de pecar?...

¿No me confesaré?...
Si, lo haré ahora mismo con firme resolución y propósito de la enmienda.