Oh Dios!
que os dignasteis otorgarnos
bondadosamente los infinitos tesoros de vuestro amor, en el Corazón de vuestro
Hijo, herido por nuestros pecados; concedednos, os suplicamos, que, al
ofrecerle el devoto obsequio de nuestra piedad, le ofrezcamos también el
obsequio de una digna reparación.
Por el mismo Señor nuestro Jesucristo.
Amén