Omnipotente y eterno Dios, que
mediante la gloriosísima Madre de tu Hijo, maravillosamente nos preparasteis
celestial defensa; concedednos propicio que, cuantos la veneramos con piadosa
devoción en el especial título del Pilar, seamos protegidos con su perpetuo
auxilio. Por el mismo S.N.J.C.