Jesucristo, Dios Eterno, por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre.
En el seno de la Virgen María formó el Espíritu
Santo de la sangre purísima de Nuestra Señora un cuerpo sumamente perfecto; y
lo formó Él mismo con su omnipotencia, Creó al mismo tiempo un alma; y ésta la
creó de la nada, como crea las almas de todos los hombres; y la unió a Aquel
cuerpo. Más al mismo tiempo y desde su primer instante a este cuerpo y alma así
unidos, es decir, a esta naturaleza humana, se unió la segunda persona de la
Santísima Trinidad, y resultó ser Dios y hombre.