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TEN COMPASIÓN

María es la mujer que siempre agradó a Dios. Ella es el Corazón puro que no sabe hacer otra cosa más que amar y más amar para amar más todavía. Ella es la obra perfecta de la Trinidad creadora, es la niña de los ojos del Padre, la madre amantísima del Hijo y la fidelísima esposa del Espíritu Santo. La criatura más delicada que Dios pudo crear.
Y no hubo ni habrá persona humana que haya sufrido y siga sufriendo cuanto ella sufre. Padeció los dolores de su propia vida y de la vida y muerte de su Hijo.
Ahora estando en cuerpo y alma en los Cielos, despierta la compasión del mismo Dios, que ve agraviado y ultrajado el Corazón de su Madre. María, decimos, sólo sabe amar a Dios y a sus hijos, y de muchos sólo recibe ingratitudes y desprecios, espina tras espina se van clavando en su delicadísimo y purísimo Corazón.


“Ten compasión del Corazón de tu Madre” son las palabras que un Niño de siete años dirige a Sor Lucía. ¡Es Dios mismo quien viene a pedir compasión para el Corazón de una criatura suya! No pide compasión para Él, siendo más agraviado que su propia Madre; pide la compasión, la ternura, el cariño para el Corazón Inmaculado de María. Es todo un Dios el que viene a mendigar amor para una criatura a la que ama más que a su vida.
¿Tan endurecidos están los corazones humanos? ¡Tan endurecidos están! Cuánta frialdad en las almas, cuanto egoísmo vacío, cuánta usura devoradora de materia muerta, cuánta miseria en la pobre humanidad pecadora, rastrera, egoísta y asesina.
Demasiado se han enfriado los corazones, demasiado apagada está la Fe, demasiado muerta la esperanza.
¿Quién pondrá en pie tanta miseria? ¿Quién puede construir sobre tanta ruina? Sólo Ella, la nueva Eva, la que devuelve bien por mal, la verdadera Madre, la Corredentora, la Inmaculada.

“Consolar a Dios que está muy ofendido”, era la obsesión del Beato Francisco Marto, vidente de Fátima. Ahora Jesús, viene a suplicar el consuelo para el Corazón Inmaculado. ¿Cómo quedar impasibles cuando así lo pide el mejor de los hijos para la mejor de las madres? ¿Cómo pasar de largo cuando quien sufre es la criatura más pura e inocente de la historia de la humanidad? ¿Cómo hacer oídos sordos a todo un Dios Padre Todopoderoso y Omnipotente? Dios lo puede todo, pero no puede amar a su Madre por cada uno de nosotros. Hemos de amarla cada uno por sí mismo y arroparla cada uno por sí mismo, y consolarla cada uno por sí mismo.
“Ten compasión del Corazón de tu Madre”.

A MARÍA


M adre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, miserable pecador.
Ave María
A cueducto de las divinas gracias, concededme abundancia de lágrimas para llorar amargamente mis pecados.
Ave María
R eina de los cielos y tierra, sed mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos.
Ave María
I nmaculada Virgen María, Madre de Dios, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación.
Ave María
A bogada y refugio de los pecadores, asistidme en el trance de mi muerte y abridme las puertas del Cielo.
Ave María


“JESÚS QUIERE ESTABLECER EN EL MUNDO LA DEVOCIÓN A MI INMACULADO CORAZÓN”




 El espíritu de esta devoción que Dios quiere instaurar en el mundo es de una plena consagración de conversión, donación, íntima estima, veneración y amor.

Todos sabemos lo que representa en una familia, el corazón de la madre: ¡es el amor!. En verdad, es el amor lo que lleva a la madre a desvelarse junto a la cuna del hijo, a sacrificarse, a darse, a correr en defensa del hijo. Todos los hijos confían en el corazón de la madre. Todos saben que tienen en él un lugar de íntima predilección. Lo mismo pasa con la Virgen María.

Así dice el mensaje: “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios”. El Corazón de María es, por lo tanto, para todos sus hijos, el refugio y el camino para Dios.

Del corazón de la madre, reciben los hijos la vida natural, el primer aliento, la sangre germinadora, el palpitar del corazón, como si la madre fuese la cuerda de un reloj que mueve los péndulos. Mirando la dependencia del hijito en estos primeros tiempos de su gestación en el seno materno, casi podríamos decir que el corazón de la madre es el corazón del hijo. Y lo mismo podremos decir de María, cuando llevó en su seno al Hijo del Padre Eterno. Y así, el Corazón de María  es, de algún modo, el corazón de esta otra generación cuyo primer fruto es Cristo, el Verbo de Dios.

Fue en este Corazón en el que el Padre encerró a su hijo como si fuese el primer sagrario. María fue la primera custodia que Le guardó, y fue la sangre de su Corazón Inmaculado la que administró al Hijo de Dios, Su vida y su ser humanado, siendo de Él de quien todos nosotros recibimos “gracia sobre gracia”.

Dios inició en el Corazón de María la obra de nuestra Redención, dado que fue, en su “fiat”, donde tuvo principio: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”.

Y así, en la más estrecha unión que pueda existir entre dos seres humanos, Cristo comenzó con María la obra de nuestra salvación. Las palpitaciones del Corazón de Cristo, son las palpitaciones del Corazón de María, la oración de Cristo es la oración de María, las alegrías de Cristo son las alegrías de María; de María recibió Cristo el cuerpo y la sangre  que han de ser respectivamente inmolado y derramada por la salvación del mundo. Por eso, María, hecha uno con Cristo, es la corredentora del género humano: con Cristo en su seno, con Jesucristo en sus brazos, con Cristo en Nazaret, en la vida pública; con Jesucristo subió al Calvario, sufrió y agonizó recogiendo en su Inmaculado Corazón los últimos dolores de Cristo, Sus últimas palabras, las últimas agonías y las últimas gotas de Su sangre, para ofrecerlas al Padre.

Y María quedó en la tierra para ayudar a sus otros hijos a completar la obra redentora de su Cristo, conservándola en su Corazón como un manantial de gracias -Ave gratia plena- para comunicarnos los frutos de la vida, pasión y muerte de Jesucristo su hijo.
¡Ave María!

Hermana Lucía
En el libro “LLAMADAS del mensaje de Fátima”

Imágenes de Corazón de María según lo vio Sor Lucía  del Corazón Inmaculado en  Pontevedra
El cuadro, pintado al óleo, se encuentra en el Priorato de San José en Pontevedra 
(Misioneras de la Fraternidad)

HISTORIA DE LA IGLESIA 4


San Pablo: su carácter y personalidad. Nacido en Tarso con ciudadanía romana; instruido en las culturas helénica y judía; temperamento apasionado; fanático del judaísmo; enemigo acérrimo del cristianismo. Pequeño de cuerpo y grande alma. Al convertirse pondrá todo su fervor temperamental al servicio de Cristo.

Conversión de Saulo. Yendo a Damasco a detener cristianos, se le apareció Jesús en circunstancias dramáticas; Pablo, derribado del caballo y ciego fue trocado totalmente y siguió laos mandatos del Señor, hasta que fue bautizado y recobró la vista.

Viajes apostólicos de San Pablo. Su intenso apostolado se desarrolla principalmente en tres viajes, de recorrido y proporciones extraordinarias (6.000 kilómetros), en los que visitó toda Asia Menor, noreste de África, sureste de Europa e islas del mar Egeo.

Sus cartas. Son el momento mayor de la doctrina y celo apostólico de San Pablo; aunque no son un tratado completo de Teología, constituyen unas preciosas explicaciones catequísticas. Son en número de catorce: unas se dirigen a comunidades, otras a particulares.

Concilio de Jerusalén. Fue el primer Concilio de la Iglesia. Su finalidad principal fue dirimir la antigua disputa entre judíos y paganos convertidos. Allí, además de consagrarse la primacía de Pedro, se falló a favor de la total libertad cristiana.

San Pablo en Roma: primer cautiverio. San Pablo va de la cárcel de Jerusalén a la cárcel de Roma. Liberado a los dos años, tras de evangelizar en Roma, recorre parte de Oriente y Occidente.

San Pablo en España. Es casi enteramente cierta la venida del Apóstol a España. Además de una frase suya, parece lo prueban el testimonio  de San Clemente y el fragmento Muratoriano.

Segundo cautiverio y muerte de San Pablo. Vuelto a Roma fue encarcelado, hasta morir decapitado, al mismo tiempo que San Pedro.

Destrucción de Jerusalén. Como el Señor profetizó, Jerusalén y su Templo fueron totalmente destruidos cuando, en el año 70, las legiones romanas acaudilladas por Tito, asaltaron la ciudad tras un terrible asedio. Tito no quería incendiar el Templo; pero se había de cumplir la profecía…

La Virgen nos ayuda a crecer


FRANCISCO

La Virgen nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.

Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: "¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu madre". En este discípulo todos estamos representados.

La Madre de Dios nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, en este momento en que impera, por así decir, la filosofía de lo provisional

EL MILAGRO DE LA OVEJITA




Hna. Mª Montserrat de San José

HISTORIA DE LA IGLESIA 3


Los Apóstoles: son los doce elegidos por Cristo: Pedro, Andrés, Santiago el Mayor, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Santiago el Menor, Judas Tadeo, Simón, Matías, y Judas Iscariote.

San Pedro: su personalidad. De humilde pescador pasa a ser fundamento de la Iglesia y otros Cristo. Es de espíritu vehemente y entusiasta enamorado de Cristo. Acompaña a Este en los momentos culminantes de su vida; es célebre su confesión en Cesaréa. Recibe la primacía oficialmente tras la Resurrección de Cristo; después de Pentecostés actúa como jefe supremos y es reconocido por todos como tal; ejemplos son lo de Cornelio, el Concilio de Jerusalén, sus sedes de Asia y Roma.

Bautismo del centurión Cornelio. Este hecho es la solución del problema de la admisión de los gentiles; el cese de las dos tendencias, judía y pagana. Mediante unas visiones, tanto Pedro como Cornelio son inducidos a la solución. Pedro bautizó al centurión y a su familia.

Cristianismo en Roma. Aunque se supone que desde el sermón de Pentecostés había cristianos en roma, la religión arraiga a la llegada de Pedro.

San Pedro, Obispo de Roma. Después de la liberación por el Ángel en la persecución del año 42, San Pedro vino de Jerusalén a Roma, de donde salió algunas veces, pero volviendo a Roma, donde fijó su sede definitiva.

Martirio de San Pedro. Sufrió martirio el año 67 bajo Nerón. Fue crucificado puesto de cabeza abajo.

Pontificado Romano: Los Papas sucesores de San Pedro. Hay una relación estricta entre la fijación por San Pedro en la sede de Roma, y el que los Obispos de Roma sean sucesores de Pedro en la primacía. Esto se prueba por el testimonio de los Padres apostólicos, Doctores y teólogos, y por la historia, donde consta que siempre los Obispos de Roma han sido tenidos como sucesores de Pedro.

El Cristianismo en España y Santiago el Mayor. Es tradición secular que Santiago el Mayor predicó el Evangelio en España, donde se le apareció la Virgen, todavía en el mundo, posándose en unas ruinas junto al Ebro, lo que hoy es Santuario famoso.

Martirio de Santiago. Compostela. Tras su martirio en Jerusalén, los discípulos de Santiago enterraron su cuerpo en Galicia. Por temor a profanaciones se celó tanto el lugar que desapareció la memoria. En tiempo de Alfonso II y por unas señales milagrosas fue descubierto el sepulcro del Apóstol en Compostela.

Los otros Apóstoles. Se repartieron por el mundo para predicar el Evangelio y murieron todos en el martirio.

CREO EN DIOS


  

CREO EN DIOS

HAY DIOS. Esta es una verdad tan grande, tan profunda, tan universal, que solamente los necios, los soberbios. Los que no piensan la pueden negar.

10 pruebas de la existencia de Dios:

1. Las cosas no se hicieron por sí mismas. Cada cosa que hay en el mundo es un eslabón de una cadena que depende de otra cosa anterior a esa. El principio de esa cadena es un punto que no fue hecho; ese es Dios.

2. El Universo es una inmensa maquinaria en movimiento. Quien inicia ese movimiento, ha de ser inmóvil, ese es Dios.

3. La creación es una maravilla de orden por donde quiera que se la mire: orden cósmico, físico, humano. Todo se rige por unas leyes naturales. Tuvo que haber un Ser que rige y señala esas leyes. Ese es Dios.

4. La misma vida es en sí tan misteriosa y admirable e independiente de nuestra voluntad, que sólo se explica por haberla hecho alguna inteligencia superior: Dios.


5. La creencia del género humano, que en el mundo entero cree en la existencia de un Dios: pueblos bárbaros, culturas griega y romana, pueblos salvajes de diversas partes, pueblos civilizados, etc.

6. La conciencia del deber, la ley natural que todos llevamos en nuestro interior y sin haberlo aprendido, sabemos distinguir las acciones buenas de las malas.

7. Lo absurdo que sería la no-existencia de Dios: Si Dios no existiese, no existe lo bueno, ni lo malo, ni lo decente, ni lo indecente. Todos sería decente y todo sería bueno.

8. La sabiduría de los científicos. Es dificilísimo encontrar a un verdadero científico que no reconozca la existencia de Dios, asegurando que es imposible no creer en Él.

9. El mismo testimonio de los ateos. Los que se dicen ateos y son buenos y buscan la verdad, terminan siempre por reconocer la existencia de Dios. Los ateos “convencidos”, que estudiando tenazmente la cuestión de la existencia de Dios, tengan pruebas de la no-existencia de Dios, no existen, porque es imposible probar que Dios no existe.

10. Nuestra inteligencia encuentra en la idea de la existencia de Dios la respuesta a innumerables misterios de la naturaleza. El corazón humano en las tribulaciones y aprietos de la vida se vuelve a Dios instintivamente y si es humilde, lo encuentra. Porque dios se muestra a los humildes y se esconde a los soberbios.


PADRE TODOPODEROSO

Jesús nos enseña que la palabra primera con que hemos de dirigirnos a Dios es “PADRE”. Al decir Padre, invocamos a las Tres Personas, no sólo a una.

Dios es Padre nuestro por gracia ya que nos adoptó por hijos con una adopción intrínseca, dándonos parte de su divinidad, esto es, la gracia santificante que nos hace verdaderamente hijos de Dios, con una comunicación y consorcio únicos de su Ser.

Es Padre que todo lo puede, omnipotente. Puede hacer todas las cosas posibles por sí mismo, sin ayuda de nada ni de nadie, con sólo querer. Y puede hacer cosas cada vez mejores, de más mérito y perfección, sin fin, ni término, ni límite.

DEL CATECISMO DEL PADRE REMIGIO VILARIÑO

Jesús ha resucitado, hay la esperanza para ti


 FRANCISCO

No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros.

La Cruz de Jesús es la Palabra con la que Dios ha respondido al mal del mundo. A veces nos parece que Dios no responde al mal, que permanece en silencio. En realidad Dios ha hablado, ha respondido, y su respuesta es la Cruz de Cristo: una palabra que es amor, misericordia, perdón.

Jesús ha resucitado, hay la esperanza para ti, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia. La misericordia de Dios siempre vence.

LA SÁBANA SANTA



 
El Padre Jorge Loring, jesuita, es una eminencia en el estudio de la Sábana Santa. En pocas palabras nos explica cómo fue grabada la imagen:

El gran descubrimiento de los hombres de la NASA, que ha dejado boquiabierto al mundo entero, ha sido la afirmación de que la imagen que hay en la Sábana Santa está grabada a fuego. La tela está chamuscada. Debió producirse por una radiación instantánea. Los hilos de la tela en la imagen están sólo coloreados superficialmente. La impresión no ha calado dentro del hilo. Los hilos no están impregnados como si se tratara de una pintura. Y entre los hilos no hay rastro de nada. Si la imagen hubiera sido pintada, habría grumos de pintura y no los hay.
Esta radiación también grabó a fuego en la tela las manchas de sangre. Por el otro lado de la tela se transparentan manchas de sangre, pero no la imagen grabada a fuego.
El primero que expuso que las manchas de sangre estaban grabadas a fuego en la Sábana Santa fue el Dr. David Willis.
Si la sangre fresca hubiera empapado el tejido hubiera penetrado el hilo completamente. El hecho de que las manchas de sangre sean superficiales demuestra que la grabación en la tela se hizo con sangre seca.
Esta radiación que ha grabado a fuego en una tela la imagen de un cadáver es algo insólito.
  

La Sábana Santa se mostró a todo el mundo por la televisión italiana RAI el pasado Sábado Santo; el Papa Francisco dirigió unas palabras en un vídeo mensaje, difundido por el Vaticano, que recogemos aquí.
Queridos hermanos y hermanas:
También yo me pongo con vosotros ante la Sábana Santa, y doy gracias al Señor que nos da, con los instrumentos de hoy, esta posibilidad.
Pero aunque se haga de esta forma, no se trata simplemente de observar, sino de venerar; es una mirada de oración. Y diría aún más: es un dejarse mirar. Este rostro tiene los ojos cerrados, es el rostro de un difunto y, sin embargo, misteriosamente nos mira y, en el silencio, nos habla. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que el pueblo fiel, como vosotros, quiera detenerse ante este icono de un hombre flagelado y crucificado? Porque el hombre de la Sábana Santa nos invita a contemplar a Jesús de Nazaret. Esta imagen –grabada en el lienzo– habla a nuestro corazón y nos lleva a subir al monte del Calvario, a mirar el madero de la cruz, a sumergirnos en el silencio elocuente del amor.
Así pues, dejémonos alcanzar por esta mirada, que no va en busca de nuestros ojos, sino de nuestro corazón. Escuchemos lo que nos quiere decir, en el silencio, sobrepasando la muerte misma. A través de la Sábana Santa nos llega la Palabra única y última de Dios: el Amor hecho hombre, encarnado en nuestra historia; el Amor misericordioso de Dios, que ha tomado sobre sí todo el mal del mundo para liberarnos de su dominio. Este rostro desfigurado se asemeja a tantos rostros de hombres y mujeres heridos por una vida que no respeta su dignidad, por guerras y violencias que afligen a los más vulnerables... Sin embargo, el rostro de la Sábana Santa transmite una gran paz; este cuerpo torturado expresa una majestad soberana. Es como si dejara trasparentar una energía condensada pero potente; es como si nos dijera: ten confianza, no pierdas la esperanza; la fuerza del amor de Dios, la fuerza del Resucitado, todo lo vence.
Por eso, contemplando al hombre de la Sábana Santa, hago mía la oración que san Francisco de Asís pronunció ante el Crucifijo:
Sumo, glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y verdadero mandamiento. Amén.

PASCUA DE RESURRECCIÓN!!



 
El Señor os ha introducido en una tierra que mana leche y miel, aleluya; y os ha traído a ella a fin de que guardéis pueblos.

Les dio a beber el agua de la sabiduría, aleluya; permanecerá siempre en ellos y no se apartará, aleluya; y eternamente los ensalzará, aleluya, aleluya.

Venid, benditos de mi Padre a recibir el reino, aleluya; que os ha sido preparado desde el principio del mundo.

Todos unánimemente alabaron. Oh Señor, vuestro poder vencedor, aleluya; porque la sabiduría abrió la boca del mudo y soltó las lenguas de los niños, aleluya, aleluya.

Les sacó el Señor con esperanza, aleluya; y sumergió a sus enemigos en el mar aleluya, aleluya, aleluya.

El Señor libró a su pueblo entre alegrías, aleluya; y con gozo a sus escogidos, aleluya, aleluya.

MURIÓ Y RESUCITÓ


Creemos que Jesús murió y resucitó verdaderamente. Este es uno de los dogmas de nuestra Fe, la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos.

Existen muchas razones en las cuales se apoya nuestra Fe en la Resurrección: Su ejecución fue pública, mucha gente lo vio morir. Fue corroborada por un oficial que ordenó traspasarle el costado. Todas las profecías se cumplieron en su muerte y en su resurrección. Su tumba fue vigilada por soldados del ejército romano y fue hallada vacía a pesar de la vigilancia. Los Apóstoles cambiaron radicalmente después de haberlo visto resucitado; su cobardía se mudó en valor. Muchos más dijeron haberlo visto vivo, testimoniándolo con la propia vida hasta el martirio, como el caso de los Apóstoles. Etc.

Me gustaría hoy que nos detuviésemos en un pequeño detalle, aparentemente insignificante, pero que habla mucho por sí mismo. Está en los Santos Evangelios, es cuando Pedro y Juan entran en el Sepulcro vacío. Avisados por las mujeres que habían ido a la tumba, salen corriendo hacia el lugar, y al entrar, nos dice el Evangelio que Juan “vio y creyó”. Juan “creyó” porque “vio”. ¿Qué fue lo que vio el Apóstol predilecto de Jesús? Juan vio el sudario enrollado y la sábana doblada tal cual la habían dejado con el cuerpo de Jesús dentro. No la había tocado nadie, estaba exactamente igual.

Juan vio el sudario doblado tal como lo habían colocado envolviendo la cabeza de Jesús ensangrentada. Vio cada doblez de la ropa que envolvió el cuerpo de Jesús exactamente igual que la habían dejado cuando se fueron del sepulcro, pero el cuerpo ya no estaba allí envuelto.

Juan vio y creyó. Comprobó que no fue robado. Vio el envoltorio donde Jesús había estado e intuitivamente dedujo que no había sido robado, sino que había vuelto a la vida. Había resucitado, como predijo. El cuerpo de Jesús pasó a través de las telas igual que más tarde entraría en el cenáculo sin abrir puerta alguna. Era ya un cuerpo glorioso, resucitado triunfante de la muerte.

En el sepulcro quedaron únicamente las telas intactas como testigos del momento de la Resurrección. Nadie estuvo allí. Nadie vio ese momento. Nadie manipuló aquellas ropas.
La incredulidad de Juan y su creer después de haber visto es una prueba más de la Resurrección del Señor, igual que la incredulidad de Tomás se cambia en confesión de Fe después de ver al Señor y meter su mano en el costado y sus dedos en las llagas.

Los Apóstoles no creyeron porque sí. Al contrario, creyeron porque vieron pruebas de la Resurrección. Vieron al Resucitado.

¡Bienaventurados los que crean sin haber visto! Nosotros no hemos podido ver, pero creemos por el testimonio de ellos.

PADRE NUESTRO PEQUENIÑO





HISTORIA DE LA IGLESIA 2



Jesucristo funda la Iglesia a lo lardo de los tres años de su vida pública. Instituye a Pedro como primado y ejercita a sus Apóstoles en varias misiones. En los días posteriores a su Resurrección, el Redentor perfila los últimos detalles de la Iglesia.
Pentecostés es el día de la promulgación de la Iglesia. Sobre los Apóstoles reunidos en el Cenáculo desciende el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
Inmediatamente predican y las gentes de diversas lenguas les entienden cada uno en la suya. Es esto el quincuagésimo día tras la Resurrección.

San Pedro y los demás apóstoles seguían predicando y obrando milagros. Por la predicación y los milagros seguían aumentando el número de cristianos no sólo en Jerusalén, sino en otros lugares a donde llevaron la noticia. Para impedirles la predicación fueron encarcelados, siendo liberados por un Ángel y reanudaron su predicación.
En los Hechos de los Apóstoles se narra la vida ejemplar de los primeros fieles. Esta se centraba en la oración, los ágapes y demás sacramentos. Impresionaba su espíritu en la práctica de amor al prójimo.

Aumentando el número de fieles y no pudiendo los Apóstoles atender a todas sus necesidades instituyeron los diáconos para que se encargasen de los servicios materiales de la Iglesia. Tras el martirio de San Esteban, el protomártir, se recrudeció la persecución el Jerusalén. Herodes Agripa desencadenó una violenta persecución, encarceló a muchos fieles y Apóstoles. Un ángel libertó a  Pedro, que huyó a otro lugar. También los restantes se dispersaron a excepción de Santiago el Menor que permaneció en Jerusalén. Santiago el Mayor había sido decapitado.

FRANCISCO




Dejamos aquí las ideas principales que el nuevo Papa predicó en su primer Ángelus, el pasado domingo 17 de Marzo:

“En el episodio de la mujer adúltera, conmueve la actitud de Jesús: no oímos palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino solamente palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».”

“El rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene paciencia, paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito.”

Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia...

 No olvidemos esta palabra: Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca. El problema es que nosotros nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca. Él es Padre amoroso que siempre perdona, que tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros. Y aprendamos también nosotros a ser misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen, que tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre.


EL ESCUDO

En los rasgos, esenciales, el Papa Francisco ha decidido conservar su escudo anterior, elegido desde su consagración episcopal.


Sobre el escudo, azul, se hallan los símbolos de la dignidad pontificia, iguales a los que deseó el predecesor, Benedicto XVI (mitra entre llaves de oro y plata, entrelazadas por un cordón rojo). En lo alto se refleja el emblema de la Orden de procedencia del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante y llameante con las letras, en rojo, IHS, monograma de Cristo. Encima de la letra h se halla una cruz; en la punta, los tres clavos en negro.

En la parte inferior se contempla la estrella y la flor de nardo. La estrella, según la antigua tradición heráldica, simboliza a la Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; la flor de nardo indica a san José, patrono de la Iglesia universal. En la tradición iconográfica hispánica, en efecto, san José se representa con un ramo de nardo en la mano. Al incluir en su escudo estas imágenes el Papa desea expresar su especial devoción hacia la Virgen Santísima y san José.

EL LEMA

El lema del Santo Padre Francisco procede de las Homilías de san Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribe: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme)».

Esta homilía es un homenaje a la misericordia divina y se reproduce en la Liturgia de las Horas de la fiesta de san Mateo. Reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En efecto, en la fiesta de san Mateo del año 1953, el joven Jorge Bergoglio experimentó, a la edad de 17 años, de un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después de una confesión, sintió su corazón tocado y advirtió la llegada de la misericordia de Dios, que, con mirada de tierno amor, le llamaba a la vida religiosa a ejemplo de san Ignacio de Loyola.

Una vez elegido obispo, monseñor Bergoglio, en recuerdo de tal acontecimiento, que marcó los inicios de su total consagración a Dios en Su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión de san Beda miserando atque eligendo, que también ha querido reproducir en su escudo pontificio.


ORACIÓN POR EL PAPA




Oremus pro pontifice nostro Francisco
Dominus conservet eum,
et vivificet eum,
et beatum faciat eum in terra,
et non tradat eum
in animam inimicorum eius.
Amen.

Pater noster,
Avemaría,
Gloria.

Oremos por nuestro Pontífice Francisco:
El Señor lo conserve
y lo guarde,
lo llene de vida,
lo haga bienaventurado en la tierra,
y no lo deje caer en manos de sus enemigos.
Amén.

URBI ET ORBI


El término Urbi et Orbi significa “para la ciudad y para el mundo” muestra que un documento papal no está destinado solamente a la ciudad de Roma sino a todo el mundo Católico.

Esta frase es especialmente aplicada a la solemne bendición con indulgencia plenaria que, antes de la ocupación de Roma, el Papa estaba acostumbrado a impartir en ciertas ocasiones desde el balcón de las basílicas más importantes de la ciudad. Esta bendición era dada anualmente en San Pedro el Jueves Santo, y en la festividad de San Pedro y San Pablo; en San Juan Laterano en la Ascensión; en Santa María Mayor en la Asunción.

Era impartida también en ocasiones especiales, en San Pedro cuando el Papa era coronado, en San Juan cuando era entronizado, en varias ocasiones durante el año santo, o en jubileo para el beneficio de los peregrinos.

El pasado 13 de Marzo de 2013 vimos salir a la logia al nuevo Papa, el Cardenal Bergoglio, que tomó el nombre de Francisco. Queremos dejar aquí, como recuerdo, las primeras palabras que dirigió a Roma y al mundo:

Hermanos y hermanas, buenas tardes.

Sabéis que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos Cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo..., pero aquí estamos. Os agradezco la acogida. La comunidad diocesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja.

(Padre nuestro. Ave María. Gloria al Padre).

Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi Cardenal Vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa. Y ahora quisiera dar la Bendición, pero antes, antes, os pido un favor: antes que el Obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la Bendición para su Obispo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí....

Ahora daré la Bendición a vosotros y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
(Bendición).

Hermanos y hermanas, os dejo. Muchas gracias por vuestra acogida. Rezad por mí y hasta pronto. Nos veremos pronto. Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma. Buenas noches y que descanséis.